Querido visitante, si estás aquí es porque sabes el dolor que conlleva ser un lector sin dinero, pasar por las librerías y sentirte como una rata miserable —a quien le quede el saco, que se lo ponga—. No me malinterpretes, personalmente soy una de esas ratas, y no está tan mal. Si te estás cuestionando el dilema ético que constituye el descargar libros pirateados, te aseguro que no será la última cosa ilegal que harás en tu vida, así que trágate tu discurso moralista y ven por tu libro.